Etapa importante del desarrollo en la vida y como enfrentarla cuando nuestros hijos lleguen ahí. Como padres no sabemos qué enfrentar y escuchamos historias que nos preocupan. Sin duda, cada uno de los hijos lo vivirá diferente y nosotros también.
1. Tu adolescencia.
Recuerda como la viviste, si fue fácil y qué momentos se complicaron. Cuando estuviste ahí, que o quienes te ayudaron. Tal vez una tía con quien era más fácil hablar. Qué hacías, qué cambios te fueron más difíciles. Generalmente con esta revisión seremos mucho más empáticos con los hijos y entenderemos porque prefieren otras compañías.
2.Revisar los nuncas.
Los nuncas se refieren a aquello que prometimos no repetir o hacer igual que nuestros padres. Por hacer o intentar hacer esto volvemos nuestro compartamiento pendular y nos vamos al otro extremo. Ejemplo: Yo si dejaré salir a mi hijo y llega a la adolescencia y sale siempre, cuando a veces,el joven te pide límites y tú no los pones. El secreto es el balance, ni muy muy ni tan tan.
3. Eres su padre/madre no su cuate.
Esta diferencia es importante recordarla. Amigos tendrá pero padres sólo ustedes. Los límites, los permisos, las recompensas, las reglas las pones tú. Hay padres que esto les es difícil y mejor se acomodan como cuates y a la hora de un límite no hay quien lo ejerza. No se puede ejercer dos estilos.
4. Escuchar, escuchar…
Revisar que corta la comunicación. Facilitar la comunicación. A veces oímos pero no escuchamos. Repreguntar para saber si entendimos. Parafrasear lo que nos dijeron comunica interés y empatía de nuestra parte. Atesora lo que te conversan y no lo cuentes ya que hacerlo puede hacer que pierdan la confianza en ti.
5. Ciencia en la adolescencia
Acude a talleres para padres, lee sobre el tema. Se dice que antes de tener hijos hay que tener conciencia, de pequeños los hijos requieren paciencia pero en la adolescencia ciencia. Hay libros muy útiles, «Ética para Amador», «Bienvenida Ofelia», y los referentes a la adolescencia.
6. Deporte y/o música.
Siempre ha sido importante pero en esta etapa no es negociable no practicarlo, y es cuando a veces los padres bajamos la guardia con este aspecto. Presentan pretextos diversos y los padres los aceptan. El deporte es formativo para la vida, aprenden a competir, a perder, a sobreponerse ante el fracaso, a forjar el carácter, socializan, liberan endordinas, oxigenan el cerebro, a concentrarse, disciplinarse entre otras cosas.